miércoles, agosto 20, 2025
InicioCulturaEl 25 de julio y la figura de Santiago el Mayor

El 25 de julio y la figura de Santiago el Mayor

-

Cada 25 de julio se celebra, en numerosos rincones del mundo, la festividad de Santiago el Mayor, una de las figuras más relevantes del cristianismo primitivo y patrón de España. Más allá de su dimensión religiosa, la figura de Santiago ha estado estrechamente vinculada a la historia de la península ibérica, al mito de la Reconquista y al nacimiento de una de las rutas de peregrinación más importantes del mundo: el Camino de Santiago.

Sin embargo, la devoción a este apóstol no se limita a Europa. Durante la expansión colonial, el culto a Santiago se extendió por América Latina, donde, en muchas regiones, se fusionó con tradiciones indígenas y africanas, dando lugar a diferentes expresiones culturales. También en África y Asia su figura ha dejado huella, convirtiéndose en un símbolo religioso, festivo e incluso identitario.

Santiago el Mayor: historia y leyenda

Santiago el Mayor, también llamado Santiago el hijo de Zebedeo, fue uno de los doce apóstoles de Jesús y una de las figuras más destacadas del cristianismo primitivo. Hermano de Juan Evangelista y pescador de oficio, formó parte del círculo más cercano a Cristo y, según los evangelios, fue testigo de momentos clave como la resurrección de la hija de Jairo, la transfiguración y la oración en Getsemaní. Su sobrenombre, “el Mayor”, se utiliza para distinguirlo de Santiago el Menor, otro de los apóstoles.

La tradición sostiene que, tras la muerte y resurrección de Cristo, Santiago viajó a Hispania para predicar el Evangelio. Aunque no hay evidencia histórica que respalde este viaje, la leyenda sostiene que evangelizó la región del noroeste peninsular, concretamente Galicia. Posteriormente, habría regresado a Jerusalén, donde fue decapitado por orden del rey Herodes Agripa I hacia el año 44 d.C., convirtiéndose en el primer apóstol mártir.

Tras su ejecución, sus discípulos habrían trasladado su cuerpo en barco hasta Galicia, donde fue enterrado en un lugar que siglos después se convertiría en uno de los mayores centros de peregrinación del mundo cristiano: Compostela. Esta narrativa, mitad historia y mitad leyenda, ha sido fundamental en la construcción de la figura de Santiago como símbolo religioso, cultural y político.

Nacimiento de su culto en Compostela y el Camino de Santiago

El culto a Santiago el Mayor en la península ibérica se consolida en el siglo IX, cuando, según la tradición, un ermitaño llamado Pelayo descubre un sepulcro en un bosque gallego guiado por luces celestiales. El obispo Teodomiro identificó los restos como los del apóstol Santiago, y en torno a este hallazgo se erigió un templo que daría origen a la Catedral de Santiago de Compostela. Aunque el relato carece de pruebas arqueológicas concluyentes, su fuerza simbólica fue clave para el auge de la devoción jacobea.

Durante la Edad Media, el sepulcro se convirtió en un centro de peregrinación de primer orden, comparable solo a Jerusalén y Roma. El Camino de Santiago, con todas sus rutas desde distintos puntos de Europa, impulsó el culto al apóstol, pero también impulsó el intercambio cultural, artístico y económico en la cristiandad occidental. A lo largo del recorrido se construyeron iglesias, hospitales y albergues, muchos de los cuales aún se conservan.

La figura de Santiago también adquirió un cariz político: fue convertido en símbolo de la lucha cristiana contra el islam durante la Reconquista, bajo la advocación de “Santiago Matamoros”. Esta dimensión bélica convivió, y a veces tensionó, con la figura más pacífica del santo peregrino.

La festividad del 25 de julio: origen y evolución

La Iglesia católica celebra, desde el medievo, el 25 de julio la festividad en honor a Santiago Mayor. La elección de esta fecha no responde a datos históricos, sino que sigue otros criterios, como la coincidencia de esa fecha con la fiesta de San Cristóbal, santo muy venerado en la Edad Media con el que se quería ligar a Santiago.

Con la institucionalización del culto jacobeo en Santiago de Compostela, la festividad del 25 de julio adquirió un significado especial. En la Edad Media, en el contexto de la Reconquista, comenzó a considerarse al apóstol como patrono de los reinos cristianos de la península, por lo que la fecha se comenzó a asociar a la identidad hispánica y a la lucha contra el islam. Durante siglos, se conmemoró con misas solemnes, procesiones, justas, danzas y otros actos públicos.

En 1630, el papa Urbano VIII nombró oficialmente al santo patrón de España. Con ello, el 25 de julio pasó a celebrarse como fiesta nacional en los años en que cae en domingo – el llamado Año Santo Jacobeo, o Año Santo Compostelano –. En estos años, la Puerta Santa de la catedral se abre, y miles de peregrinos llegan a la ciudad, reviviendo una tradición milenaria que, aún hoy, continúa atrayendo a fieles y visitantes de todo el mundo.

Celebraciones en España: más allá de Galicia

Aunque Santiago de Compostela es el epicentro de la festividad del 25 de julio, las celebraciones en honor al santo, al ser patrón nacional, se extienden por toda España. Muchas localidades, especialmente en el norte y centro peninsular, le rinden homenaje con fiestas populares que combinan religiosidad, folclore y tradición local.

En Navarra, La Rioja, por donde pasa el Camino Francés, y Cantabria, por donde pasa el Camino del Norte, la festividad tiene especial arraigo. En ciudades como Logroño, Pamplona o Estella, se celebran procesiones, misas solemnes y actos culturales.  

Una de las fiestas más destacadas fuera de Galicia se celebra en Gáldar (Gran Canaria), donde Santiago de los Caballeros es patrón. Cada 25 de julio, la imagen ecuestre del Apóstol recorre en procesión las calles del casco histórico, y días antes se celebra su famosa romería.

En las localidades asturiana de Grado y extremeña de Villanueva de la Serena se celebra la fiesta de Santiago y Santa Ana, los días 25 y 26 de julio respectivamente. En Grado, sale una cabalgata con carrozas y bandas, y se hace la tradicional quema del Xigantón, un muñeco relleno de explosivos. En Villanueva de la Serena, la celebración incluye misas, procesiones, espectáculos ecuestres y conciertos, atrayendo cada año a miles de visitantes entre el 23 y el 27 de julio.

Santiago en América Latina: sincretismo y devoción popular

La figura de Santiago el Mayor no tardó en cruzar el Atlántico con la expansión colonial española, convirtiéndose en uno de los santos más venerados en América Latina. Su imagen, asociada en la Península con el ideal de guerrero y protector cristiano, fue adaptada en las nuevas tierras a través de un complejo proceso de sincretismo religioso, donde elementos indígenas se entrelazaron con la tradición católica.

Uno de los ejemplos más notables es el de Antigua Guatemala, ciudad fundada originalmente con el nombre del apóstol, es decir, Santiago de los Caballeros de Guatemala, donde se le venera como patrón. Las celebraciones combinan misas, procesiones y espectáculos, y, aunque muchas de estas prácticas fueron desplazadas hacia otras festividades con el paso del tiempo, la figura de Santiago sigue presente en la religiosidad popular.

Más simbólica aún es su presencia en Perú, donde se asocia con antiguos dioses andinos de la guerra, y en Bolivia, donde en algunas regiones rurales se celebra el 25 de julio con rituales que mezclan lo católico y lo precolombino, incluyendo ofrendas, bailes autóctonos y música tradicional.

En el Caribe, especialmente en Cuba, encontramos un caso emblemático de sincretismo: Santiago el Mayor se identifica en la santería con Oggun, el orisha del hierro y la guerra. En la ciudad de Santiago de Cuba, la festividad del Apóstol se fusiona con las fiestas populares del carnaval, que alcanzan su punto álgido precisamente en la segunda mitad de julio. Los desfiles, congas, tambores y rituales afrocaribeños conviven con los actos litúrgicos en una mezcla de culturas y creencias.

Otras regiones: África y Filipinas

La devoción a Santiago el Mayor también dejó su huella en aquellos territorios donde la presencia española o portuguesa fue significativa durante la expansión colonial. En estos contextos, la figura del Apóstol fue reinterpretada dentro de estructuras culturales locales, generando nuevas formas de culto y celebración.

En Filipinas, antigua colonia española durante más de tres siglos, Santiago el Mayor es conocido como Santiago Matamoros. Una de las celebraciones más conocidas tiene lugar en Dapitan (provincia de Zamboanga del Norte), donde es patrón. La festividad del 25 de julio combina diferentes celebraciones, incluyendo besos a las reliquias del apóstol y procesiones con la imagen montada a caballo. En Paete (Laguna), la parroquia titular está dedicada a Santiago Apóstol – Saint James the Apostle –, donde se celebra la fiesta del 25 de julio con misas solemnes y procesiones.

En África, aunque el culto a Santiago no alcanzó el mismo nivel de arraigo, existen algunas manifestaciones relevantes en antiguas posesiones españolas y portuguesas. Por ejemplo, en Cabo Verde, la isla de Santiago —la más grande del archipiélago— lleva su nombre en honor al Apóstol, evidenciando la influencia cristiana durante la colonización portuguesa. Aunque las celebraciones religiosas en su honor son hoy menos frecuentes o han perdido intensidad, el nombre permanece como un símbolo identitario de la isla. Asimismo, en Ceuta y Melilla, ciudades autónomas españolas en el norte de África, Santiago conserva su estatus como santo patrono y se celebra el 25 de julio con misas solemnes y actos oficiales y militares, destacando su papel como emblema histórico de la tradición hispánica.

La figura de Santiago el Mayor, entre la historia y la leyenda, sigue ocupando un lugar significativo en la religiosidad y la cultura popular de numerosas regiones del mundo. Cada 25 de julio, su festividad activa un rico entramado de tradiciones, identidades locales y celebraciones que refuerzan vínculos comunitarios. El Camino de Santiago, por su parte, ha trascendido su dimensión religiosa para convertirse en un fenómeno cultural global, en el que peregrinos de todo el mundo encuentran una experiencia transformadora, espiritual y personal. Así, la memoria de Santiago continúa viva, entre la fe, la cultura y la historia compartida.