lunes, octubre 20, 2025
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Una terapia genética ralentiza por primera vez el avance de la enfermedad de Huntington

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Un ensayo clínico marca un hito en la lucha contra la enfermedad del Huntington: por primera vez, una terapia genética ha mostrado evidencias de frenar su avance

Un hito en la medicina neurológica acaba de anunciarse: por primera vez, un tratamiento experimental ha mostrado evidencias de ralentizar la progresión de la enfermedad de Huntington, un trastorno genético degenerativo que hasta ahora carecía de terapias modificadoras de la enfermedad.

La enfermedad de Huntington es hereditaria y se produce por una mutación en el gen que codifica la proteína huntingtina. Cada hijo de un progenitor afectado tiene un 50% de probabilidades de heredar la mutación. Sus síntomas suelen aparecer entre los 30 y los 50 años, e incluyen deterioro motor, cognitivo y conductual. La esperanza de vida del enfermo desde que los síntomas comienzan suele ser entre unos 10 y 30 años. Hasta ahora, los tratamientos disponibles únicamente aliviaban síntomas, sin frenar la progresión del daño cerebral.

El avance se debe a la terapia AMT-130, desarrollada por la compañía uniQure. Se trata de una estrategia de terapia génica que utiliza un virus adenoasociado modificado para introducir en el cerebro una instrucción genética que reduce la forma mutante del gen de la huntingtina. El procedimiento se aplica en una única intervención neuroquirúrgica.

El ensayo clínico incluyó a 29 pacientes: 17 recibieron una dosis alta de AMT-130 y 12 una dosis baja. Tras un seguimiento de hasta tres años, los resultados muestran que los pacientes tratados con dosis altas experimentaron una ralentización del 75% en la progresión de la enfermedad, en comparación con un grupo externo de referencia de pacientes no tratados.

Los investigadores observaron una disminución en los niveles de neurofilamentos de cadena ligera (NfL) en el líquido cefalorraquídeo de los pacientes tratados, lo que sugiere que la terapia reduce el daño neuronal esperado. Esta reducción de NfL refuerza la hipótesis de que AMT-130 podría estar actuando directamente sobre los mecanismos patológicos de la enfermedad.

En cuanto a la seguridad, los efectos adversos registrados fueron, en su mayoría, leves o moderados, relacionados con la intervención quirúrgica. No se han notificado efectos graves atribuibles directamente a la terapia génica, lo que la convierte en una opción inicialmente segura en el corto plazo.

Sin embargo, los propios investigadores subrayan que es necesario ser prudentes. El número de participantes sigue siendo limitado y la comparación se realizó con un grupo externo en lugar de un placebo dentro del mismo ensayo. Por ello, hacen falta estudios más amplios y de mayor duración para confirmar los hallazgos y descartar posibles riesgos a largo plazo.

UniQure ha manifestado su intención de reunirse con la FDA a finales de 2025 para discutir los datos, con el objetivo de presentar una solicitud de aprobación regulatoria (Biologics License Application, BLA) en el primer trimestre de 2026. La compañía cuenta ya con designaciones especiales para acelerar el proceso, aunque los expertos insisten en que todavía queda un largo camino antes de que AMT-130 pueda convertirse en una terapia accesible y de uso generalizado