El Valle de Cuelgamuros – antiguo Valle de los Caídos –, uno de los lugares más controvertidos de la memoria histórica española, se prepara para una profunda transformación que busca reconciliar su pasado franquista con una nueva mirada democrática

El Gobierno de España anunció el pasado 11 de noviembre el proyecto ganador del concurso internacional para la resignificación del Valle de Cuelgamuros – anteriormente conocido como Valle de los Caídos –, bajo el lema «La base y la cruz». La iniciativa, impulsada en el marco de la Ley de Memoria Democrática (2022), busca transformar el conjunto monumental levantado durante la dictadura franquista en un espacio de diálogo, reflexión y memoria plural. El proyecto pretende abrir el lugar al futuro sin borrar su pasado, pero reinterpretándolo a la luz de los valores democráticos actuales y de memoria plural que inspiran la Ley de Memoria Democrática.
El proyecto plantea una intervención profunda tanto a nivel simbólico como arquitectónico. Uno de los elementos más llamativos es la demolición de la gran escalinata que conduce a la basílica, símbolo de monumentalidad y jerarquía espacial en el diseño original. En su lugar, se proyecta un soportal horizontal que dará paso a una gran circunferencia abierta al cielo, concebida como un «espacio de encuentro». Esta transformación pretende romper con la axialidad dominante del conjunto, introduciendo una «gran grieta» en el terreno que modifique su relación con el paisaje y ofrezca una nueva lectura del monumento.
Además, el plan contempla la creación de un centro de interpretación dedicado a contextualizar históricamente el enclave, su construcción y las implicaciones políticas y sociales que tuvo durante el franquismo. Este espacio incluirá referencias explícitas a las víctimas republicanas y a las más de 33.800 personas enterradas en el lugar, muchas de ellas sin identificación. Según los responsables del proyecto, la intención es convertir Cuelgamuros en un lugar de memoria democrática, abierto a la reflexión crítica sobre el pasado reciente de España.
El presupuesto estimado para la ejecución oscila entre los 26 y los 30 millones de euros, y el calendario inicial sitúa el inicio de las obras hacia 2027, una vez completada la fase técnica y de aprobación administrativa, y con cuatro años de ejecución. Aún no se ha hecho público el nombre del equipo de arquitectos detrás del lema ganador, aunque se espera que el Ministerio lo anuncie oficialmente en las próximas semanas.
La propuesta ha generado una intensa polémica. Diversas asociaciones conservadoras y defensoras del monumento original han calificado la iniciativa como una «mutilación profana» y una «reescritura ideológica de la historia». En cambio, desde el ámbito académico y político, se destaca la importancia de reinterpretar el espacio en clave democrática y de reconciliación, sin ocultar su carga histórica.
Con esta intervención, el Gobierno busca redefinir uno de los enclaves más cargados de simbolismo del siglo XX español. «La base y la cruz» pretende transformar un símbolo de exaltación franquista en un espacio vivo de memoria colectiva, donde las cicatrices del pasado puedan ser reconocidas y convertidas en oportunidad de reflexión compartida.