La masonería ha sido históricamente una institución marcada por su exclusividad masculina, con una larga tradición de barreras de género que han dificultado la participación de las mujeres en sus rituales y estructuras. Sin embargo, a lo largo de los siglos, las mujeres han jugado un papel fundamental en su evolución, tanto en el ámbito de las logias mixtas como en el de logias exclusivamente femeninas. La historia de su inclusión ha sido un proceso complejo, que ha atravesado diversas etapas de resistencia, aceptación y transformación.

Este artículo se propone examinar la evolución histórica de la presencia femenina en la masonería, centrándose en los principales hitos que marcaron el acceso de las mujeres a este ámbito. Asimismo, se abordará la situación actual de la masonería femenina, con especial atención a las principales logias que han emergido en diferentes partes del mundo. Finalmente, se explorarán los retos y logros más significativos alcanzados por las mujeres masonas, así como las perspectivas futuras de esta corriente.
Evolución histórica de las mujeres en la masonería
La presencia de mujeres en la masonería ha sido históricamente un tema de exclusión y controversia, aunque, a lo largo del tiempo, ha ido evolucionando hacia una mayor inclusión. Durante muchos siglos, fue un espacio masculino, con una estructura jerárquica cerrada y principios de hermetismo que relegaban a las mujeres fuera del ámbito de la fraternidad. Sin embargo, a medida que las sociedades fueron cambiando, también lo hicieron las dinámicas dentro de la masonería, dando lugar a diversas iniciativas de inclusión femenina.
La inclusión de las mujeres en la masonería comenzó a gestarse lentamente desde los primeros movimientos masónicos en el siglo XVIII. Aunque inicialmente se les excluyó de los rituales y de las logias regulares, comenzaron a surgir algunas formas de participación femenina, especialmente en países como Francia. Un ejemplo temprano de esta inclusión fue la masonería de adopción, una práctica en la que las mujeres podían ser “adoptadas” por logias masculinas, sin tener plenos derechos masónicos. Estas logias se crearon en Francia a finales del siglo XVIII, cuando se crearon grupos dedicados a la instrucción de mujeres en los principios espirituales y simbólicos de la masonería, sin permitirles alcanzar las responsabilidades ni las jerarquías de los hombres.
Las mujeres fueron incluidas en una estructura paralela a las logias masculinas. Las masonerías de adopción no ofrecían a las mujeres los mismos derechos que a los hombres, pero sí una plataforma para desarrollar sus conocimientos masónicos y participar en ciertos rituales. Estas logias funcionaron como una alternativa para las mujeres interesadas en los principios masónicos, pero también reflejaron las limitaciones impuestas por la sociedad de la época. En ellas, las mujeres nunca pudieron tener acceso a los altos grados masónicos ni asumir los mismos roles de liderazgo que sus contrapartes masculinas. Este modelo se expandió durante las primeras décadas del siglo XIX, aunque, con el tiempo, la crítica a la exclusión femenina comenzó a tomar forma.
El siglo XX marcó un periodo de avances significativos para las mujeres en la masonería, aunque la inclusión plena no fue inmediata ni uniforme en todas las jurisdicciones. A lo largo de los siglos, las mujeres comenzaron a ser reconocidas como miembros legítimos de las logias masónicas en ciertos países. Se fundaron algunas logias exclusivamente femeninas, como la Gran Logia Femenina de Francia, que permitió que las mujeres ocuparan los mismos cargos y roles dentro de la estructura masónica que los hombres. En otros lugares, como Estados Unidos o América Latina, se desarrollaron logias mixtas, aunque enfrentaron una fuerte oposición de las logias tradicionales masculinas.
Estos avances estuvieron vinculados con los movimientos feministas que surgieron en paralelo, que defendían la igualdad de derechos y el acceso a espacios de poder históricamente dominados por hombres. Estos cambios, aunque aún limitados en muchos aspectos, marcaron el comienzo de una transformación en la estructura y la práctica masónica, dando paso a una mayor igualdad de género en los espacios de la fraternidad.
Masonería femenina en la actualidad
En la actualidad, la masonería femenina ha logrado consolidarse como un espacio legítimo y relevante en el ámbito masónico internacional. Este avance ha permitido tanto su integración en logias mixtas como el fortalecimiento de logias exclusivamente femeninas, que ofrecen un entorno donde las mujeres pueden liderar y tomar decisiones dentro de la jerarquía masónica.
En España, las mujeres masonas han ganado un lugar significativo en el ámbito masónico contemporáneo. La Gran Logia Femenina de España, fundada en 2005, se ha consolidado como un espacio exclusivamente femenino que permite a las mujeres explorar los principios masónicos sin las limitaciones históricas impuestas. Esta organización promueve la igualdad de género, el crecimiento personal y el compromiso social, enfocándose en el desarrollo de sus miembros a través de la educación y la reflexión ética. También hay otras organizaciones que han contribuido a fortalecer la presencia femenina en la masonería, como las logias mixtas y las logias de adopción que han evolucionado hacia estructuras más inclusivas. La creciente participación de mujeres en ellas ha permitido la construcción de un discurso masónico diverso y plural, donde las experiencias y perspectivas femeninas se integran activamente.

La masonería femenina no solo ha crecido en Europa, sino que también ha experimentado un notable desarrollo en América Latina. México, Brasil y Argentina, entre otros, han visto el surgimiento de logias femeninas y mixtas que han contribuido a la expansión de la masonería en la región. La participación de mujeres en ellas ha sido clave para abordar cuestiones sociales y culturales desde una perspectiva femenina, generando debates en torno a la igualdad de género, la justicia social y el empoderamiento de las mujeres. A nivel internacional, organizaciones como la Orden Masónica Mixta “El Derecho Humano” han jugado un rol crucial en la promoción de la igualdad de género. Esta orden permite la participación de hombres y mujeres en un entorno de respeto y equidad.
Logias mixtas y exclusivamente femeninas
A lo largo de la historia, las logias masónicas han evolucionado para adaptarse a los cambios sociales y culturales, dando lugar a diferentes estructuras organizativas. En la actualidad, existen logias mixtas y exclusivamente femeninas que ofrecen opciones diversas para quienes buscan participar en la masonería, fomentando la igualdad de género y el desarrollo personal en un entorno de respeto mutuo.
Una de las organizaciones más influyentes en la promoción de la igualdad de género dentro de la masonería es la Orden Masónica Mixta “El Derecho Humano”. Fundada en Francia en 1893, esta orden ha sido pionera en permitir la iniciación y participación conjunta de hombres y mujeres en igualdad de condiciones. “El Derecho Humano” promueve la cooperación y el respeto entre sus miembros, independientemente de su género, creencias o antecedentes culturales. En la actualidad, cuenta con presencia en más de 60 países, influyendo a otras organizaciones masónicas por su enfoque progresista.

Aunque las logias mixtas han ganado popularidad, muchas mujeres prefieren participar en logias femeninas, donde pueden explorar la simbología masónica y sus enseñanzas desde una perspectiva femenina. Estas logias ofrecen un espacio seguro en el que pueden compartir experiencias y desafíos específicos de su género, promoviendo el crecimiento personal y el liderazgo femenino. La Gran Logia Femenina de España es un claro ejemplo, proporcionando un entorno en el que las mujeres pueden asumir roles de liderazgo y participar plenamente en la estructura jerárquica masónica.
Retos y logros de las mujeres masonas
Uno de los principales retos para las mujeres masonas ha sido alcanzar el pleno derecho y la igualdad en la participación activa dentro de las logias. Aunque algunas organizaciones han adoptado políticas inclusivas, otras continúan restringiendo el acceso femenino, argumentando razones tradicionales o doctrinales. A pesar de esto, las mujeres masonas han demostrado una gran capacidad de perseverancia. La creación de logias exclusivamente femeninas y mixtas ha permitido que encuentren su espacio, contribuyendo activamente al desarrollo intelectual y moral de la fraternidad. El liderazgo femenino también ha ganado visibilidad, gracias al testimonio y ejemplo de mujeres que han asumido roles de gran relevancia, como el de Gran Maestra. Estas líderes han roto barreras históricas y han demostrado que las mujeres también pueden liderar y orientar el rumbo de las logias.
Aunque ha habido avances significativos, las mujeres masonas aún enfrentan desafíos importantes. La persistencia de perjuicios culturales, la resistencia al cambio en algunas logias tradicionales y la falta de visibilidad pública son obstáculos que continúan limitando su participación plena. Sin embargo, el futuro de la masonería femenina es prometedor. La creciente aceptación de logias mixtas y exclusivamente femeninas, junto con el fortalecimiento de redes internacionales de mujeres masonas, sugiere un camino hacia una mayor igualdad de género en la fraternidad. Además, la incorporación de nuevas generaciones con una mentalidad más inclusiva impulsa la transformación de la masonería hacia una comunidad más diversa y equitativa.
El caso de Porcuna y su impacto
El caso de Porcuna, ocurrido en 1913 en España, marcó un punto de inflexión en la historia de la masonería femenina. En esta localidad andaluza, un grupo de mujeres intentó fundar una logia femenina independiente, algo impensable en esa época debido a las fuertes restricciones sociales y culturales hacia la participación de las mujeres en espacios de poder y conocimiento. Este intento fue rápidamente reprimido, evidenciando la resistencia de la sociedad y las estructuras masónicas tradicionales frente a la inclusión femenina.
A pesar del fracaso inicial, el evento dejó una profunda huella en la memoria masónica de la región. Se convirtió en un símbolo de lucha y perseverancia para las futuras generaciones de mujeres masonas. La repercusión de este episodio no solo se sintió en España, sino que también resonó en otros países de habla hispana, inspirando a mujeres a cuestionar las normas establecidas y a buscar espacios de participación en las logias.
El caso de Porcuna destaca la importancia de la memoria histórica en la masonería femenina. Al recordar este evento, se rescata la valentía de aquellas mujeres pioneras que, enfrentándose a la censura y al ostracismo social, abrieron camino para que las mujeres actuales puedan participar en igualdad de condiciones en las logias. Además, sirve como recordatorio de que la lucha por la igualdad de género tiene raíces profundas en la historia.