viernes, agosto 1, 2025
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María Jesús Puerta Angulo: de la adversidad personal al desafío de la NASA

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Lo hizo sola, desde su casa, con un viejo portátil y en plena recuperación de un cáncer de mama: María Jesús Puerta ha demostrado que la fuerza de voluntad y el conocimiento tienen su recompensa

María Jesús Puerta Angulo (Barcelona, 1968) ha alcanzado un reconocimiento internacional: mientras lucha contra un cáncer de mama, ha sido una de las seis ganadoras del desafío Lunar Recycle Challenge de la NASA, concretamente, la única no estadounidense. Su proyecto, bautizado Esperanza, propone un sistema de reciclaje lunar diseñado íntegramente desde casa, con recursos mínimos y un viejo portátil.

Hace siete años fue diagnosticada de cáncer de mama. Durante su tratamiento, en el que aún sigue (aunque se está recuperando), decidió marcarse un reto personal: demostrar a sus hijos que, incluso en momentos adversos, hay que seguir luchando por los sueños. “Mi ilusión era presentar el proyecto y que la NASA lo aceptara. Cuando lo aceptó, ya había ganado”.

La NASA, a través del proyecto Lunar Recycle Challenge, buscaba ideas innovadoras para procesar residuos no metabólicos, con el objetivo de mejorar la sostenibilidad de las misiones lunares a largo plazo. Su proyecto formaba parte de una de las 1.200 propuestas recibidas de 80 países.

El sistema Esperanza aprovecha un modelo digital (gemelo digital) que simula cómo convertir residuos lunares y plásticos generados por misiones espaciales en subproductos útiles como metales, plásticos, combustibles —e incluso hormigón lunar –. El reglamento incluye datos reales de misiones como las Apolo y bases públicas de la NASA, bajándose toda la información disponible y usando minerales como fuente de reciclaje.

Pese a esta victoria, Puerta no recibió el premio monetario de 1 millón de dólares, ya que las bases del concurso establecen que solo los equipos con sede legal en EE. UU. pueden acceder a la financiación. La ingeniera lo ha asumido con serenidad: considera más relevante el reconocimiento de su trabajo y el ejemplo que transmite. Ahora busca patrocinadores para desarrollar la segunda fase, que implica construir un prototipo físico. Ha recibido apoyo de personas, empresas y organizaciones privadas, pero ningún organismo oficial ni autoridades han contactado con ella.

Además del proyecto lunar, desarrolló previamente otro modelo llamado también Esperanza: un sistema de inteligencia artificial para la detección precoz del cáncer de mama. Logró un índice de fiabilidad del 92 % con datos limitados, usando su ordenador personal y sin apoyo institucional. Su objetivo es abrir vías para que laboratorios y hospitales retomen este enfoque, sin necesidad de tener demasiados medios.