Del 2 al 7 de octubre tienes una cita programada con uno de los eventos más singulares y emblemáticos de Extremadura. La Feria Internacional Ganadera de Zafra, celebrada cada otoño en la localidad pacense, y con más de cinco siglos de historia, se ha consolidado como un punto de encuentro en el que confluyen tradición, economía y cultura popular. No se trata únicamente de una feria de ganado: es un espacio donde la memoria medieval dialoga con los retos del mundo contemporáneo, desde la innovación agrícola hasta la proyección internacional del sector.

Cada año, durante varios días, Zafra se transforma por completo. Sus calles, plazas y recintos feriales acogen a miles de visitantes, ganaderos, comerciantes y turistas que llegan atraídos por la posibilidad de presenciar subastas de ganado selecto, conocer las últimas novedades en maquinaria y servicios para el campo, o simplemente disfrutar del ambiente festivo que impregna a todo el pueblo. La feria funciona así en varios niveles: es un motor económico de primer orden para el suroeste peninsular, pero también una cita cultural y social que refuerza la identidad extremeña.
La importancia de la Feria de Zafra trasciende lo local. Este evento se ha convertido en símbolo de la capacidad de una tradición medieval para adaptarse al paso del tiempo sin perder su esencia. En sus espacios conviven las subastas ganaderas, las exhibiciones de innovación agroalimentaria, los conciertos multitudinarios y las degustaciones de productos típicos como el jamón ibérico. En este cruce de actividades se observa cómo la feria es, al mismo tiempo, patrimonio, motor económico y fiesta colectiva.
Orígenes históricos
Los orígenes de la Feria Internacional Ganadera de Zafra se remontan a una tradición mercantil que precede incluso al siglo XV. Ya en 1380, el rey Juan I concedió a Zafra el privilegio de celebrar un mercado semanal. Posteriormente, en 1395, se amplió esta concesión para incluir un mercado vinculado a la festividad de San Juan.
No obstante, el hito que marca el origen formal de lo que hoy conocemos como feria de Zafra se sitúa en 1453, cuando el rey Juan II de Castilla otorgó a la villa el privilegio de celebrar una feria de mayor categoría en torno a San Miguel. Esta concesión de feria franca elevó el estatus del mercado local, permitiendo que los tratantes de ganado y comerciantes acudieran bajo protección real y con ciertas exenciones de peajes o tributos.
En esa época, las ferias eran espacios esenciales de intercambio comercial en una economía mayoritariamente agraria y ganadera. La ubicación estratégica de Zafra en la ruta de comunicación entre Extremadura, Andalucía y la Meseta favoreció que esa feria ganara importancia: los ganaderos podían trasladar sus reses para ofrecerlas al mejor postor, y los comerciantes podían traer productos manufacturados o agrícolas. De hecho, con el tiempo, la feria de Zafra impuso criterios de precios y calidad en amplias zonas del suroeste peninsular.
Con los siglos, la feria evolucionó con los vaivenes políticos, sociales y económicos. Aunque la estructura esencial del mercado de ganados se mantuvo, se introdujeron concursos morfológicos, selección de ejemplares y subastas oficiales.

Durante los siglos XIX y buena parte del XX, la feria experimentó altibajos. En el siglo XX, sobre todo tras la mecanización del campo y las transformaciones del sector agrario, algunas ferias menores decayeron su importancia general, pero la de Zafra se adaptó gradualmente. En determinadas décadas, por ejemplo, los años 50, se advirtieron periodos de declive por los cambios en la estructura agraria tradicional.
Un tramo clave de modernización ocurrió en las décadas posteriores, especialmente alrededor de los años 70, cuando la feria añadió componentes industriales y alimentarios, y se trasladó su recinto ferial a las afueras para dar espacio a nuevas instalaciones. Finalmente, en 1992, con motivo del V Centenario del Descubrimiento de América, la feria obtuvo el reconocimiento oficial como “Feria Internacional”.
Este reconocimiento implicó una ampliación del alcance internacional del certamen, una mayor inversión en infraestructura ferial y una apertura hacia mercados vecinos, especialmente Portugal, que comparte con Extremadura una tradición ganadera muy arraigada.
El motor económico y ganadero
La Feria Internacional Ganadera de Zafra sigue teniendo como núcleo central el ganado. Cada año reúne ejemplares de bovino, ovino, porcino, caprino y equino, este año contando con una participación que ronda las 2.000 cabezas de ganado – 600 bovinos, 1.000 ovinos, 100 porcinos, 70 caprinos, 120 caballos y el resto de aviar –. A su alrededor se instalan en torno a 600 expositores, entre asociaciones de criadores, empresas de alimentación animal, genética, veterinaria y maquinaria agrícola.

El volumen de negocio que genera es considerable: en ediciones recientes se han estimado más de 200 millones de euros en transacciones ligadas a la compraventa de ganado, maquinaria y servicios. Además, Zafra es sede de instituciones clave del sector, como AECERIBER y ASICI, lo que refuerza su papel de capital ganadera y centro de referencia para el cerdo ibérico.
El impacto va más allá del campo. Se calcula que durante la feria visitan Zafra más de un millón de personas, lo que supone un impulso notable para la hostelería, el comercio y el turismo de toda la comarca. Restaurantes, alojamientos y negocios locales experimentan su mejor temporada del año gracias a la afluencia de visitantes. Así, la feria no solo preserva su tradición ganadera, sino que se mantiene como un verdadero motor económico y social, capaz de conectar la actividad agropecuaria tradicional con la modernización y la proyección internacional del sector.
El espacio de encuentro social y cultural
Más allá de la actividad ganadera, la Feria de Zafra se convierte cada año en un hervidero cultural y festivo que impregna la ciudad con múltiples propuestas para todos los públicos. Desde casi dos semanas antes del inicio oficial comienzan los actos de preferia, despertando el espíritu festivo de los vecinos. En 2025, por ejemplo, se han programado obras de teatro, conciertos, comedias y espectáculos de calle como parte de esa antesala.
Dentro del propio marco ferial, el programa es muy variado. Se incluyen certámenes morfológicos de razas animales, exhibiciones en directo de ganado, concursos, subastas, pero también numerosas actividades culturales: conciertos en la Caseta Municipal, funciones teatrales, bailes populares, actuaciones de orquestas y recitales. En 2025, destacan nombres como Pilar Boyero, Enrique Heredia “El Negri” o el grupo Sanguijuelas del Guadiana, que han alcanzado gran fama en los últimos meses, en conciertos programados en la caseta municipal.

También la Plaza de Toros de Zafra acoge la Feria Taurina de San Miguel, con clases prácticas, corridas de rejones y corridas a pie en días centrales del evento. Y hay iniciativas solidarias ligadas a la agroindustria, como la actividad “Jamones Solidarios” promovida por AECERIBER en la Nave del Porcino, donde parte de la recaudación va destinada a acciones benéficas. Uno de los aspectos más valiosos es cómo la feria conecta con el patrimonio local: Zafra —con su casco histórico, plazas emblemáticas como la Plaza Chica y el Palacio Ducal— ofrece a los visitantes la posibilidad de combinar feria y turismo urbano. Además, cierto “ambiente ferial” se traslada más allá del recinto: bares, terrazas y rincones del centro histórico se llenan de gente, música y conversaciones hasta altas horas. Se puede consultar el programa de este año, así como más información sobre la feria, en su página web https://fig.zafra.es/.
En 2024, la feria se desarrolló “con total normalidad” a pesar de la ausencia de parte del ganado por cuestiones sanitarias relacionadas con el foco de lengua azul que hubo en Extremadura, pero con más de 500 expositores comerciales y con amplias jornadas técnicas, exhibiciones y espectáculos. Esa capacidad de adaptación y resiliencia resulta clave: incluso si el componente ganadero se ve afectado, el lado cultural y social funciona como sostén y atractivo para el público general.
La Feria de Zafra hoy
Hoy, la Feria Internacional Ganadera de Zafra conserva su esencia, pero ha expandido sus dimensiones: se ha convertido en un evento híbrido que combina el foco ganadero con una intensa movilización social, institucional e internacional.
Cifras de afluencia y repercusión
En sus últimas ediciones, se estima que la feria ha recibido aproximadamente un millón o un millón y medio de visitantes. Los récords de público suelen alcanzarse en los días centrales, cuando los expositores, conciertos, casetas y actividades festivas convergen con mayor intensidad. En 2022, por ejemplo, se alcanzaron 1.200.000 visitantes.

Alcance institucional y reconocimiento
La feria goza de un fuerte respaldo institucional. En 1992 obtuvo el título oficial de Feria Internacional, con motivo del V Centenario del Descubrimiento de América, lo que formalizó su carácter con proyección más allá de lo regional. Además, diversas autoridades —desde la Junta de Extremadura hasta ministros del Gobierno— han acudido para inaugurar o visitar la Feria en años recientes, subrayando su relevancia política y sectorial. En 2014, la inauguraron los reyes de España, Felipe VI y Letizia Ortiz. En 2019, recibió la visita del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, junto con el ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación en funciones, Luis Planas.
Adaptación frente a retos
La feria ha demostrado capacidad de adaptación frente a contingencias. En 2024, un foco de lengua azul detectado en la zona provocó que parte del ganado rumiante (vacas, ovejas, cabras) no participara en concursos ni exhibiciones. Aun así, la feria se celebró “con total normalidad”, poniendo énfasis en medidas de seguridad, instalaciones sanitarias y control de visitantes. En la edición de 2025 se espera recuperar la totalidad de razas y ejemplares: aproximadamente 2.000 cabezas de ganado y unos 600 expositores participan en esa edición.
Integración cultural y turística
El evento no se limita al recinto ferial. Zafra, con su casco histórico y monumentos, es parte del atractivo para los visitantes que combinan la feria con turismo urbano. La web oficial ofrece rutas culturales, monumentos abiertos y recomendaciones para quienes visitan la feria desde fuera. Además, el acceso al recinto y a muchas exposiciones es gratuito.

Un legado que sigue vivo
La Feria Internacional Ganadera de Zafra es, sobre todo, una tradición que ha sabido reinventarse para seguir siendo útil, significativa y atractiva en pleno siglo XXI. Desde que en 1453 recibiera el privilegio real de celebrarse, ha mantenido una continuidad que pocas ferias en España pueden reivindicar, adaptándose a crisis, transformaciones del campo e incluso a los retos de la sanidad animal más reciente.

Su fuerza radica en esa doble naturaleza: por un lado, continúa siendo un espacio de negocio y motor económico fundamental para Extremadura y el suroeste peninsular, con subastas, expositores y transacciones millonarias. Por otro, se vive como fiesta popular, donde cultura, música, gastronomía y tradición se entremezclan en un ambiente de celebración colectiva. Esa unión entre lo productivo y lo festivo explica por qué la feria es capaz de atraer a cientos de miles de personas cada año y de proyectar la imagen de Extremadura más allá de sus fronteras.
Además, el evento constituye un verdadero símbolo identitario para Zafra. Cada edición convierte a la ciudad en un escenario de encuentro intergeneracional e intercultural, donde conviven la modernización tecnológica, la promoción internacional y la herencia rural. Así, la Feria de Zafra se presenta hoy como lo que siempre fue: un espejo de Extremadura, en el que se reflejan historia, economía, cultura y comunidad. Un legado que sigue renovándose cada otoño con la promesa de permanecer muchos siglos más.