martes, octubre 21, 2025
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Hallazgo de un niño decapitado en Atapuerca confirma el canibalismo sistemático en el Homo antecessor

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Un descubrimiento en el corazón de la sierra burgalesa parece confirmar la hipótesis sobre las prácticas más oscuras de nuestros antepasados

Durante la campaña de excavaciones de 2025 Atapuerca, el equipo de arqueólogos ha localizado diez nuevos fósiles humanos pertenecientes a la especie Homo antecessor, datados en aproximadamente 850.000 años, en el Estrato Autorora TD6.2 de la cueva de Gran Dolina. Entre ellos, destaca una vértebra cervical infantil —el axis de un niño o niña de entre 2 y 4‑5 años—, que presenta marcas de corte precisas, compatibles con una decapitación intencionada.

Según explican los codirectores de la excavación, Palmira Saladié y Andreu Ollé, las incisiones se hallan en puntos anatómicos claves necesarios para separar la cabeza del cuerpo, lo que sugiere que el pequeño fue «tratado como alimento». Saladié describe el caso como «no excepcional”. “El canibalismo era parte de su forma de vida, probablemente ligado a la supervivencia, pero también a la ocupación y control del territorio”, confirma la investigadora.

Estos restos forman parte de un conjunto de diez esqueletos recuperados, todos pertenecientes a Homo antecessor, una especie humana hoy extinta y exclusiva del yacimiento de Atapuerca, que vivió hace aproximadamente unos 900.000-800.000 años. Muchos huesos exhiben señales de descarnación, fracturas intencionadas y hasta marcas de mordedura humana, que apuntan a un canibalismo sistemático semejante al tratamiento de los animales consumidos por este grupo prehistórico.

Desde los primeros hallazgos en la década de 1990, se había reconocido al menos un caso de canibalismo en Gran Dolina, pero ahora los nuevos descubrimientos refuerzan que esta práctica fue recurrente, no excepcional. Se estima que aproximadamente el 30 % de los restos encontrados en la cueva presentan marcas similares de procesamiento para consumo.

Durante esta campaña participaron alrededor de 300 investigadores de países como Georgia, Mozambique o Argentina, lo que ha permitido recuperar información valiosa, entre ellas un metatarsiano humano en la Sima de los Huesos, así como restos de un ratón doméstico de la Edad del Bronce, considerados los más antiguos de ese periodo encontrados en la Península Ibérica.

Según los investigadores, el contexto estratigráfico, bajo una capa rica en más de 1.300 coprolitos de hienas, indica una ocupación alternante de la cueva por humanos y carnívoros. Ello refuerza la hipótesis de que el canibalismo pudo servir como estrategia de supervivencia o control territorial en entornos hostiles.

Los investigadores prevén que niveles aún no excavados albergan muchos más restos humanos. En palabras de Saladié, “cada año descubrimos nuevas evidencias que nos obligan a repensar cómo vivían, cómo morían y cómo se trataba a los muertos hace casi un millón de años”.