sábado, noviembre 8, 2025
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El regreso de una joya del siglo XVI a Toledo

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Casi dos siglos después de su partida, la pintura El Tránsito de la Virgen, una de las joyas del Renacimiento toledano, regresa temporalmente a la Sinagoga del Tránsito (actual Museo Sefardí), su lugar de origen

La obra El Tránsito de la Virgen (1546-1550), del pintor toledano Juan Correa de Vivar (1510-1566), dejará momentáneamente el Museo Nacional del Prado para regresar a su contexto original en la ciudad de Toledo. El acto de presentación está previsto para el próximo miércoles 5 de noviembre, en el espacio que hoy ocupa el Museo Sefardí (antigua Sinagoga del Tránsito), donde la pieza se mostrará a partir del 12 de noviembre en la exposición “Maniera”.

Esta pintura sobre tabla fue encargada por Íñigo de Ayala y Rojas —quien aparece retratado en hábito de la Orden de Calatrava en la parte inferior del cuadro— para el retablo de la iglesia del edificio que se convirtió en el museo. En las ventanas del fondo se reproducen los escudos de las familias Ayala y Rojas, lo que reafirma el patrocinio de la obra.

La iconografía representa a la Virgen agonizando en el lecho, rodeada de Apóstoles; destaca San Pedro, en su función sacerdotal, entregando una vela encendida; mientras que San Juan y otro apóstol leen las Sagradas Escrituras. Al fondo, a través de un ventanal, aparece la escena de la Asunción de la Virgen. El Museo del Prado subraya en su ficha que esta obra demuestra las mejores cualidades de Correa de Vivar: la monumentalidad de las figuras y un tratamiento elegante y cadencioso en su disposición.

El motivo del regreso se enmarca en la exposición “Maniera”, que se inaugurará el 12 de noviembre y podrá visitarse hasta el 15 de febrero de 2026. La obra, una vez finalizada la exposición, volverá a Madrid. El acto de entrega contará con un acompañamiento musical a cargo del director de orquesta y musicólogo toledano Ulises Illán, quien interpretará al violín dos piezas: una evocará la escena de la dormición de María; la otra, de carácter más festivo y mariano, aludirá a su elevación celeste.

La importancia de esta operación radica no solo en el valor artístico de la pieza, sino en su regreso simbólico al lugar que le dio origen. Tras casi doscientos años de ausencia —la obra fue trasladada tras la desamortización y la supresión de las órdenes militares—, este préstamo temporal permite restituir, al menos por unos meses, un vínculo histórico entre la obra, el artista y su emplazamiento original.

Este tipo de movimientos de patrimonio artístico entre museos, además de enriquecer las colecciones visitantes, ofrece nuevas lecturas sobre el contexto del encargo, la función original de la obra y su significado dentro del legado toledano español. En este caso, la conjunción del Museo del Prado, el Museo Sefardí y la ciudad de Toledo pone de relieve cómo una obra puede recuperar parte de su memoria y entorno originales —aunque de forma temporal— para un público actual.