La escultura de bronce a tamaño real, creada por el artista Brad Downey, ha sido cortada y retirada de su pedestal sin dejar rastro.

La policía eslovena investiga la desaparición de una estatua de bronce que representaba a Melania Trump, esposa del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, en las afueras de Sevnica, la ciudad natal de la primera dama. La escultura, de tamaño real y erigida en una colina de la aldea de Rozno, fue descubierta mutilada: cortada a la altura de los tobillos y completamente retirada de su base.
La estatua, que imitaba el abrigo azul claro que Melania lució durante la primera investidura presidencial de su marido en 2017, mostraba a la figura en actitud de saludo. Fue diseñada por el artista estadounidense Brad Downey como parte de un proyecto crítico sobre la imagen pública de Melania Trump, como símbolo de tensiones políticas, sociales y migratorias, y ejecutada en bronce por un artesano local. Esta versión reemplazaba a una anterior, tallada en madera, que fue incendiada en 2020, también como parte del mismo proyecto artístico.
Según fuentes policiales, la desaparición se notificó el pasado lunes 13 de mayo. Al llegar al lugar, los agentes encontraron únicamente el pedestal vacío y restos del anclaje, confirmando que la pieza había sido cortada de forma deliberada. La investigación sigue abierta y por el momento no se ha detenido a ningún sospechoso ni se conoce el paradero de la escultura.
La obra ya había despertado polémica desde su instalación, tanto por su estética —que algunos calificaron de caricaturesca— como por el hecho de que muchos habitantes de la zona no se sentían representados por la figura de Melania Trump. Algunos vecinos de Sevnica habían expresado su incomodidad con el proyecto, al considerar que instrumentalizaba el nombre del pueblo con fines críticos hacia la política estadounidense.
Aunque hasta el momento nadie ha reivindicado el acto, el caso ha reabierto el debate sobre la seguridad del arte público y su papel como vehículo de crítica o provocación. También ha vuelto a poner en el centro del debate la compleja relación entre arte, identidad y política.
La escultura formaba parte de una iniciativa artística que había recibido amplia cobertura internacional y que pretendía explorar, según su autor, los contrastes entre las raíces humildes de Melania Trump y su papel como figura destacada en uno de los gobiernos más controvertidos de la historia reciente de Estados Unidos.