lunes, octubre 20, 2025
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Fósiles en Kenia revelan manos sorprendentemente humanas de un “hombre cascanueces”

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Un hallazgo en Kenia ha revelado una mano completa atribuida al Paranthropus boisei, mostrando que este antiguo homínido poseía una destreza manual mucho mayor de la que se creía

Un hallazgo paleoantropológico reciente ha sacudido las ideas establecidas sobre las capacidades manuales de especies antiguas: científicos han identificado por primera vez los huesos de una mano atribuida con certeza al homínido Paranthropus boisei, también conocido como el “hombre cascanueces”, y han descubierto que su estructura combina fuerza con destreza.

El fósil —catalogado como KNM-ER 101000, dentro del conjunto de cráneo, dientes, huesos de las manos y de los pies encontrados— fue hallado entre 2019 y 2021 en el yacimiento de Koobi Fora, en la ribera oriental del lago Turkana, en Kenia, en sedimentos fechados en 1,52 millones de años. Este ejemplar, analizado por el equipo de la antropóloga Carrie Mongle, se asocia tanto con la mano como con los restos craneales y dentales hallados que permiten atribuirlo claramente al Paranthropus boisei.

El análisis anatómico de la mano revela rasgos llamativos: un pulgar largo y fuerte que sugiere capacidad de oposición y de agarre, dedos robustos y relativamente rectos, y un meñique articulado con movilidad. También se observan marcas musculares bien desarrolladas, lo que indica uso intensivo de las manos. En conjunto, estos rasgos no descartan que el Paranthropus boisei pudiera realizar acciones manipulativas con objetos, incluso herramientas, aunque quizás sin la precisión que caracteriza al género Homo.

Este descubrimiento transforma la visión tradicional que confinaba la habilidad manual avanzada exclusivamente al linaje humano. La estructura de la mano de Paranthropus boisei sugiere que la destreza no fue una invención exclusiva de Homo, sino que pudo existir también en ramas evolutivas paralelas.

El yacimiento ofrece también evidencia sobre la locomoción: junto con los huesos de la mano se recuperaron fragmentos de pies. Los restos del pie muestran arcos definidos, compatibles con la bipedestación, lo que indica que este homínido caminaba erguido en tierra firme. Aunque ciertas características del pie evocan adaptaciones menos humanas, la combinación mano-pie sugiere un organismo adaptado a una vida terrestre con capacidad manual compleja.

Sin embargo, los autores reconocen que este hallazgo no prueba que el Paranthropus boisei fuera un fabricante habitual de herramientas de piedra. Hasta ahora no se ha hallado evidencia directa que asocie esas manos con instrumentos específicos. Pero anatómicamente, la mano no impone impedimentos para esa posibilidad.

El Paranthropus boisei fue un homínido del África Oriental, registrado durante el Pleistoceno inferior, hace entre 2,3 y 1,3 millones de años. El primer ejemplar fue hallado por Mary Leakey en 1959 en la garganta de Olduvai, en Tanzania, datado en 1,75 millones de años. Esta especie se caracteriza por su fuerte aparato masticador para triturar semillas y raíces.

El impacto del descubrimiento permite reinterpretar otros fósiles fragmentarios y replantear la dinámica evolutiva de especies humanas antiguas. Según Adrián Pablos, de Centro Nacional de Evolución Humana, el hallazgo lleva a ver al Paranthropus boisei como “más humanos y menos otros”. Además, este tipo de descubrimientos subraya que diferentes especies humanas coexistieron y experimentaron con distintas adaptaciones manuales y locomotoras.