lunes, septiembre 15, 2025
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Un mural de Banksy en los Tribunales Superiores de Justicia de Londres ha sido borrado

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El último mural de Banksy en Londres, aparecido en la fachada de los Royal Courts of Justice, apenas sobrevivió unos días antes de ser borrado, convirtiéndose en el centro de un debate entre censura, patrimonio y libertad de expresión

Un nuevo mural atribuido al artista callejero Banksy apareció el 8 de septiembre de 2025 en la fachada de los Tribunales Superiores de Justicia (Royal Courts of Justice) de Londres, representando a un juez, con toga y peluca tradicional, golpeando con un mazo a un manifestante desarmado que yace en el suelo, portando una pancarta manchada de sangre. Según fuentes, el propio Banksy confirmó la autoría mediante una publicación en Instagram titulada “Royal Courts Of Justice. London.”

Pese a su rápida visibilidad, las autoridades decidieron proceder al borrado del mural. El motivo oficial radica en el carácter patrimonial del edificio: el muro afectado forma parte del complejo del siglo XIX, catalogado como Grade One-listed (edificio protegido) del Reino Unido, lo que obliga a preservar su “carácter original”.

El borrado comenzó el 10 de septiembre, tras haber sido cubierto con plástico negro y protegido con barreras metálicas. La Policía Metropolitana de Londres ha confirmado que recibió una denuncia por posible daño criminal y la investigación está abierta, dada la consideración de que pintar en un edificio histórico sin permiso puede constituir delito.

Aunque el mural no menciona explícitamente un hecho concreto, muchos lo interpretan como una crítica al reciente baneo del grupo activista Palestine Action, catalogado como organización terrorista por el gobierno británico, y las detenciones masivas – casi 900 – que siguieron a ese veto. Defend Our Juries, colectivo que organizó la manifestación, declaró que el mural “representa con fuerza la brutalidad desatada” por la prohibición, y que acciones legales contra protestas pacíficas comprometen las libertades civiles.

Algunos expertos en arte lo describen como una obra “angry and direct” (“contundente y directa”), destacando la mezcla visual: la figura del juez imponente frente al manifestante abatido, contraste reforzado por el color rojo de la pancarta, único elemento cromático en la composición.

No faltaron críticas al acto de borrar la obra. Para muchos, su eliminación simboliza un intento de censura. En redes sociales y declaraciones, se señaló que el mural no solo era arte callejero, sino reflexión pública sobre justicia, protesta y poder estatal. Por otro lado, las autoridades defienden el borrado como una obligación legal al tratarse de un edificio listado cuyo aspecto exterior debe mantenerse intacto.

El caso del mural de Banksy plantea preguntas sobre los límites entre el arte urbano, la protesta y la preservación patrimonial. ¿Hasta qué punto una obra callejera puede ser acogida, respetada o suprimida cuando arroja luz sobre tensiones políticas contemporáneas? ¿Y cuándo intervenir (o borrar) se convierte en parte del mensaje mismo?