Un proyecto arqueológico llevado a cabo en Uşaklı Höyük, en la Anatolia Central, ha sacado a la luz restos óseos de siete niños enterrados en torno a una estructura circular

Una nueva campaña arqueológica de investigación ítalo-turca en el montículo de Uşaklı Höyük, identificado como la antigua ciudad hitita de Zippalanda, ha sacado a la luz un hallazgo conmovedor: los restos de, al menos, siete niños, depositados de forma ritual junto a una estructura circular cuya función hasta ahora se desconocía, y que ahora, los investigadores asocian a un espacio ritual.
La excavación, dirigida por la Universidad de Pisa y en colaboración con instituciones turcas y británicas, ha determinado que estos restos no corresponden a tumbas convencionales, sino a depósitos intencionales acompañados por cenizas, fragmentos cerámicos y huesos de animales. Anacleto D’Agostino, codirector del proyecto, señala que su contexto sugiere un tratamiento diferenciado de los niños en el mundo hitita, algo no detallado por las fuentes escritas. D’Agostino también asegura que “las excavaciones en la ciudadela superior mostraron una secuencia desde la Edad del Hierro (siglos XII-VI a.C.) hasta el período helenístico (siglos IV-I a.C.)”, y que “la estructura circular pertenece a una fase anterior”.
La llamada “Estructura circular”, una construcción de piedra descubierta en 2021 en el Área F, al norte de la ciudadela, ha permanecido intacta y relevante durante siglos, incluso tras modificaciones del entorno arquitectónico en épocas posteriores. Los restos, encontrados junto al pavimento exterior de la estructura, corresponden al esqueleto de cuatro niños perinatales, uno de un recién nacido, uno bastante completo y un diente en perfecto estado que parece corresponder a un bebé y que podría revelar datos de gran relevancia sobre la población hitita local.
Valentina Orsi, arqueóloga de la Universidad de Koç, menciona que la disposición de los restos recuerda a los tófet fenicios, espacios dedicados a deposiciones rituales infantiles, si bien en este caso no se han encontrado urnas. Este descubrimiento abre una ventana sobre posibles prácticas sacrificiales o rituales vinculados a la muerte temprana. Los especialistas plantean la posibilidad de que la estructura circular se tratase de un santuario dedicado a Teshub, el dios de la tormenta vinculado a esta ciudad, ya que apenas hay indicios de ritos funerarios infantiles en la cultura hitita.

Además de los restos humanos, se han hallado huesos de diferentes animales, como ciervos, caballos y asnos, en fosas cercanas, así como restos cerámicos que, según los análisis llevados a cabo, habrían contenido carne y cereales. Los especialistas sugieren que podrían haber servido como ofrendas o sacrificios.
Las excavaciones concluyeron con el análisis de una necrópolis medieval situada en la zona del yacimiento conocida como ‘la terraza’. Este cementerio, compuesto por tumbas de cista, ya había sido investigado previamente por arqueólogos con el fin de reconstruir las antiguas prácticas funerarias y examinar las patologías que afectaron a las personas allí sepultadas.